Si hablamos del masaje tailandés, nos viene a la mente un tipo de masaje manual que con una ligera o fuerte presión (dependiendo de cada practicante y cada necesidad ), recorre diversas líneas y puntos energéticos de nuestro cuerpo y consigue con ello, entre otras cosas, liberar la tensión muscular. Y aunque he dicho manual, lo cierto es que en el masaje tailandés se utilizan a veces los codos y a veces los pies para conseguir una mayor presión o mejores estiramientos. En la mayor parte de los casos la presión se ejerce para movilizar la corriente sanguínea, y otras veces se tocan puntos con estimulaciones reflejas. En ocasiones la sesión puede resultar algo dolorosa (sin llegar al extremo, no hay que alarmarse) pero los beneficios son casi inmediatos y el cuerpo recupera la movilidad y energía que había perdido, la mayoría de las veces por tensión, enfermedad o acumulación de estrés.
Pero si hablamos del masaje Tok-Sen, también tailandés, nos referimos a un tipo de terapia que dista mucho del masaje tradicional tailandés, principalmente en la técnica. Aunque sus resultados son igualmente beneficiosos.
La tradición budista cuenta que hace ya más de 2500 años, el propio Buda recibía un masaje tras volver de sus viajes pregonando sus enseñanzas. Su médico personal, Shivago Komarpaj, buen conocedor tanto de la medicina tradicional china como de la medicina ayurvédica, supo combinar ambas aplicando también algunas prácticas espirituales y nutricionistas, y de ahí nació que hoy puede llamarse la Medicina Tradicional Tailandesa.
TOK-SEN, una barrita y un martillo.
Personalmente fue todo un descubrimiento encontrarme con el Método Tok-Sen. Fue en una visita a una escuela de masaje en Chiang Mai, al norte de Tailandia. Lo miré con curiosidad al principio y mucho interés después, hasta el punto de que no pude resistirme a solicitar una entrevista con el maestro Ar-jarn Sonphong Prapharat, principal instructor de esta técnica hoy en día en Tailandia.
Tok significa golpe y Sen línea energética. El martillo de madera contiene unas inscripciones en idioma Lanna (antigua lengua del Imperio Lanna del norte de Tailandia) que son como una plegaria que el terapeuta ha de dedicar antes de iniciar el masaje: dedicación a la práctica, atención al momento presente y comprensión del significado sagrado de lo que se va a realizar.
Su Origen.
Se trata de una antigua técnica de sanación propia de las tribus de agricultores del norte de Tailandia, concretamente de la zona de Lan Pum, a unos 30 kms de Chiang Mai, y su tradición es totalmente oral. Data de hace unos 1000 años y no hay nada escrito sobre este arte, lo que hizo que durante años permaneciera en el olvido, hasta casi perderse del todo. Tan sólo en los últimos años va recuperando tímidamente un lugar dentro de los masajes tailandeses. Y ello gracias sobre todo a su principal impulsor, el profesor Ar-jarn Sonphong Prapharat. En su escuela ha comenzado a impartir este método tradicional, al que ha aportado un estilo propio con el ritmo 1-2-3 1-2-3. Ha diseñado incluso nuevos tipos de herramientas, similares a las antiguas pero con materiales menos pesados. Durante la entrevista, que nos concede entre tímido y complacido, el maestro nos enseña el material que emplea en las sesiones y algunas herramientas de su colección, entre las que figuran barras de antiguo marfil, martillos de teka, y otros de una madera local.
Y es que, como él mismo nos explica, se trata de un tipo de masaje que tiene como objetivo hacer vibrar la energía del cuerpo, equilibrándola, utilizando para ello un pequeño martillo de madera y una barrita del mismo material. El martillo, de cabeza cuadrada, golpea suavemente sobre la barra creando una onda expansiva en el cuerpo del paciente, cuya vibración penetra profundamente a través de toda la fascia y los músculos, consiguiendo con ello soltar nudos energéticos y estimular la circulación. Resuena en todo el cuerpo, se puede escuchar; a la vez que sientes el golpeteo asistes a esa música que se repite a lo largo de todo el masaje. El Tok-Sen además te despierta a las sensaciones nuevas que esa vibración genera en tu mente; es una experiencia nueva. Desde la espalda, a las piernas, pasando por los brazos y terminando el cabeza. Los golpes son suaves y rítmicos… 1 – 2 – 3 … 1 – 2 – 3…. Y la barra se va deslizando suavemente a lo largo de diferentes líneas del cuerpo.
El paciente se queda relajado, descargado de tensiones y con una sensación de energía renovada.