LA MENTE.
“Aunque parezca caótica, en el fondo la mente es serena, luminosa y clara”
Para hacer un trabajo verdadero con nuestra mente, que nos aporte beneficios y avances en nuestra vida, que nos aporte claridad y serenidad, no basta con leer y leer, o hablar y hablar, o pensar y pensar… A veces sin duda es necesario y también práctico, pero el verdadero trabajo pasa por observar y observarse; escuchar y escucharnos, aceptar nuestros patrones y limitaciones (también los de los otros) , y trascenderlos. Trascenderlos no sin esfuerzo, naturalmente, pero con el objetivo y la idea clara de que el progreso ocurre y nos transforma.
Todo se origina en la mente. Es el escenario de todo lo que se experimenta. A través de ella conocemos, pensamos, deducimos y actuamos. Hay que conocer sus funciones y encauzarlas con sabiduría, como escribe Ramiro Calle en su libro Sadhana; nos dice que hay que aprender a pensar y dejar de pensar. Pensar cuando hay que pensar; vivir cuando hay que vivir. Utilizar el pensamiento y no permitir que él nos utilice. Conseguir que la mente nos pertenezca, y no nosotros pertenecerle a ella…
La mente dispersa y agitada es la mayor fábrica de sufrimiento. Añade sufrimiento al sufrimiento, suma complicaciones a las complicaciones, y cuando no tiene dificultades reales, crea dificultades imaginarias y tiene que buscar soluciones igualmente imaginarias.
El ejercicio se basa en aprender, (mediante la práctica y la paciencia, pues la mente y nosotros con ella, es danzante y caprichosa, voluble y desesperante) aprender a frenarla, aunque sea unos instantes, inhibir el pensamiento, especialmente el repetitivo, el que nos causa desazón o sufrimiento y del que no obtenemos beneficio alguno. Basta con mirar dentro, con mirarnos. Aprender a recuperar el momento presente, que sorprendentemente, siempre se nos escapa. Porque en el momento presente es donde todo sucede realmente, donde sentimos, donde nos llega el conocimiento… donde vivimos. Aprender a descansar en el silencio por unos instantes es todo un logro, que traerá sus beneficios si se sigue la práctica.
El cuerpo, la atención a la respiración… son una buena puerta de entrada a ello.
Y no hay que correr, apurarse… pues con paciencia, el cambio va llegando.